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San Petersburgo-Moscú

Día 4. 30 de Agosto.

   Y la lluvia duró unas horas más, de camino al Hermitage. Compramos las entradas por Internet y más baratas, con un consejo que leí en un blog. Hay que comprarlas en ruso, es muy sencillo, te indican con pantallas los datos que tienes que introducir en cada momento, sin sorpresas, os dejo el link:
                            http://www.rusalia.com/comprar-entradas-hermitage/

El museo es inmenso y muy bonito, de estilo barroco y con tonos azules en su fachada. Merece la pena ir a verlo simplemente por su arquitectura y la belleza de todas sus salas, escaleras, materiales, etc... A mí los museos no es de las cosas que más me gusta visitar cuando estoy de turismo, bueno más bien los de pintura, pero en este tienes desde antigüedades de antiguas civilizaciones, hasta una sala con la última colección de alta costura de la moda rusa, chocante!

   Esta es la plaza del Palacio de Invierno (Hermitage), de inmenso tamaño y donde se produjeron grandes acontecimientos históricos, entre ellos la Revolución de Octubre en 1917. En mitad de la plaza se encuentra la Columna de Alejandro, que se construyó para conmemorar las victorias de la guerra con Napoleón.





Esta es la sala de moda que he mencionado antes. Muestro gran cantidad de fotos para que veáis todo lo que ofrece el museo, esculturas, pinturas de artistas españoles, salones...





















Y hasta aquí una muestra del Hermitage. 

   Estaríamos unas 3 horas en el museo, y no veríamos más del 30%, pero era nuestro último día en San Petersburgo y todavía nos quedaban bastantes lugares por visitar.

En esta foto se ve la fortaleza de Pedro y Pablo desde la orilla del Hermitage, es el segundo lugar más visitado después del museo. Se asienta sobre una isla pantanosa al borde del río Neva, fue una fortaleza defensiva y cárcel política de la Rusia zarista. En esta edificación también se encuentra el panteón de los zares rusos, desde la época de Pedro el Grande. Los últimos zares rusos, los Romanov, fueron fusilados cuando se encontraban en la casa de un comerciante por un pelotón de Bolcheviques, después rociaron los cuerpos con ácido para que no fueran reconocidos y los enterraron en una fosa común. Los cuerpos permanecieron escondidos hasta que Yelsin, en el año 1991, ordenó buscarlos e hizo que se enviaran a San Petersburgo. Cuando estos regresaron en el año 1998, fueron recibidos con honores de Estado.







   Después de comer y visitar la fortaleza, volvimos al otro lado del Neva, cruzando por un par de puentes hasta volver a llegar a la plaza de Invierno.
En esta foto se ve la cúpula de la catedral de San Isaac.


   El Hermitage desde la otra orilla.


   Detrás de mi se encuentra el Almirantazgo.


   La plaza de Invierno, ya sin lluvia.



   La catedral de San Isaac. Puedes ascender a la columnata que rodea la cúpula para ver la panorámica de la ciudad y el golfo de Finlandia.




   Esta es la plaza Isaakievskaia. En ella se encuentra la estatua de Nicolás I, y justo detrás de la estatua se encuentra el ayuntamiento, o también llamado el palacio Mariinski, construido por orden de Nicolás I para su hija María.


   Esta iglesia la vimos por casualidad, hicimos una foto desde una considerada distancia, nos pareció muy bonita, pero no llegamos a visitarla, tampoco venía en el mapa turístico.




   Este es el teatro Mariinski, muy conocido por actuaciones de ópera y ballet.



   Esta es la catedral de San Nicolás, patrón de los marineros. Destaca sus cúpulas de bulbo y su fachada en color azul y blanco, característico del barroco ruso.




   Terminamos el día recorriendo la avenida Sadovaya hasta cruzar con la Av. Nevski. Justo en esta intersección se encuentran los famosos e históricos almacenes Gostiny Dvor, los más antiguos de la ciudad, fundados en el año 1748 por la Reina Isabel. Tiene dos plantas, y consta de largos pasillos que recorren todo el perímetro del edificio con las diferentes secciones que te puedes encontrar en un centro comercial.

Día 5. 31 de Agosto. Camino a Moscú.

   Este día aprovechamos para descansar y desplazarnos a Moscú. Cogimos el tren rápido de la 1, con una duración de 4 horas. El billete lo seleccioné con comida, pero no merece la pena, era unos croissants rellenos, zumo y café, mejor que os cojáis algo en un supermercado. La estación es Moskovskiy vokzal. 

En el recorrido del tren no vimos grandes paisajes, todo muy llano y verde, con muchas zonas empantanadas o algún río. El tren muy cómodo, asimilable a nuestro Ave.




   Este es el hotel Hilton donde nos alojamos, justo al lado de la estación de tren, no demasiado céntrico pero con varias paradas de metro alrededor. 


Dejamos las maletas, y nos fuimos a dar una pequeña vuelta para manejarnos con el metro y conocer la famosa plaza roja. Salimos en la parada de Metro del Bolsoi y cruzamos la avenida Teatralnyy de unos 8 carriles. Mi primera impresión de Moscú fue que todo era inmenso y solemne, los edificios eran gigantes, el metro muy lujoso y cuidado, todo muy ordenado, me dio sensación de riqueza, todo lo contrario a lo que me había imaginado. Los coches de lujo que allí había, no tenían nada que ver con lo que conocía hasta el momento, de las grandes marcas que vimos, todos eran de alta gama. Me quedé maravillada.



   Este es el hotel Four Seasons, uno de los más lujosos que se encuentra justo en el centro, cerca de la plaza roja.


   No pudimos ver la plaza roja esa noche, ya que coincidió con unos conciertos anuales que se celebran en ella todos los años, en el que vienen bandas militares de varios países, desfilan y lanzan fuegos artificiales. Quisimos entrar, pero no quedaban entradas. Muy cerca de allí se encuentra la famosa tumba del soldado desconocido, en uno de los laterales del Kremlin, que está también junto a la plaza.



   Este edificio es el museo Nacional de Historia, impone por su tamaño y por el color rojizo de las paredes que da nombre a la Plaza roja, que está justo a la espalda. Se inauguro en el año 1872, con la idea de que albergase los documentos históricos del país.


   Este es el edificio de la Duma, una vez más podemos ver las características de sobriedad, monumentalidad y gigantismo de las edificaciones de la época comunista rusa. 


   Aquí me encuentro en la plaza Manezhnaua, detrás de mi se ve el museo de Historia, y justo al lado una de las torres del Kremlin.


   El día terminó y nos fuimos al hotel a coger fuerzas. Muy buena impresión de Moscú por el momento.