Cuarto día. 28/08/2015.
Este día nos levantamos más tempranito que de costumbre. El camino para coger el autobús hacía Cesky Krumlov, lo había mirado de antemano, pero tengo por costumbre llegar a todos lados con mucho tiempo de antelación y más si puedo llegar a perder un medio de transporte. Además como el viaje era de 3 horas, decidimos hacer noche allí, nos llevamos una mochila cada uno con algo para cambiarnos al día siguiente y poco más. El bus lo cogimos en la estación de autobuses Na Knížecí, que está justo a la salida de la parada de metro Smíchovske Nádrazí. El autobús, de la empresa Student Agency, era muy cómodo con asientos de piel y wifi. Llegamos a Cesky krumlov a las 13:25, hacía bastante calor, la estación de autobuses del pueblo no tenía muy buena pinta, los baños dejaban mucho que desear e indicaciones hacía donde había que ir eran pésimas. Fuimos hacía donde iba todo el mundo, a la izquierda mirando hacía la estación. Pronto llegamos a la zona centro, bajando por las calles estrechas, empedradas y llegando al primer mirador que nos encontramos, mirar que estampa:
Este día nos levantamos más tempranito que de costumbre. El camino para coger el autobús hacía Cesky Krumlov, lo había mirado de antemano, pero tengo por costumbre llegar a todos lados con mucho tiempo de antelación y más si puedo llegar a perder un medio de transporte. Además como el viaje era de 3 horas, decidimos hacer noche allí, nos llevamos una mochila cada uno con algo para cambiarnos al día siguiente y poco más. El bus lo cogimos en la estación de autobuses Na Knížecí, que está justo a la salida de la parada de metro Smíchovske Nádrazí. El autobús, de la empresa Student Agency, era muy cómodo con asientos de piel y wifi. Llegamos a Cesky krumlov a las 13:25, hacía bastante calor, la estación de autobuses del pueblo no tenía muy buena pinta, los baños dejaban mucho que desear e indicaciones hacía donde había que ir eran pésimas. Fuimos hacía donde iba todo el mundo, a la izquierda mirando hacía la estación. Pronto llegamos a la zona centro, bajando por las calles estrechas, empedradas y llegando al primer mirador que nos encontramos, mirar que estampa:
Es un pueblecito de cuento, de estilo medieval, declarado por la Unesco patrimonio de la humanidad. Está recorrido por el río Moldava haciendo varios bucles, te puedes llegar a desorientar, tiene mucho encanto. Hay actividades para hacer piragüismo, y en las fechas que fuimos muy apetecible, ya he comentado que nos hicieron unos días de calor bárbaros. Yo bautice a este pueblo, con el nombre del pueblo de las avispas, y ya os podéis imaginar por qué.
Lo que veis en la foto es el Trdelník, un pastel tradicional de la cocina eslovaca. Lo veréis por todos lados, en especial, en puestos callejeros de Praga.
Una de las primeras cosas que hicimos al llegar a Cesky krumlov, fue buscar el alojamiento que ya había contratado a través de booking. La pensión se llamaba Dům u barvíře, nos costo 50 euros la noche con desayuno incluido. Tenía lo justo y necesario, el edificio estaba protegido por la UNESCO, situado en una calle peatonal del centro de Cesky Krumlov. Tiene una fachada original del siglo XV y paredes de piedra.
Después de dejar las cosas en la habitación nos fuimos a buscar algún sitio para comer, y allí descubrimos otro tipo de cerveza casera, mirar que color, entre rubia y negra. Yo pedí un refresco de cola casero, y a decir verdad, no me gusto nada, pero es que no tenían Coca Cola. El restaurante era muy chulo, la parte de la terraza era un jardín enorme, y el interior como una nave inmensa. Pero las avispas me dieron la comida, no dejaban de acudir a mi refresco de cola, así que estuve haciendo ejercicio mientras comía ensalada de salmón ahumado y mi súper hamburguesa.
Justo después de comer, nos asomamos al castillo para echar un vistazo por fuera, ya que por el horario que era no quedaban visitas guiadas en inglés para por la tarde, y como al día siguiente nos íbamos a las 5, teníamos tiempo más que suficiente.
Hay dos osos a la entrada al Castillo, en los fosos, y ahí estaban alimentándose.
Esta es la fachada de un patio interior del castillo, está toda pintada. Muy original, es otro estilo a los castillos que he podido ver en mi vida.
Estas son panorámicas del pueblo desde el castillo.
Bajando del castillo atravesando el río Moldava
La calle más estrecha de la ciudad.
Justo este día había una exposición de coches antiguos en la plaza de la ciudad, junto a la oficina de turismo.
Después de la comida y el paseíto para rebajarla, nos fuimos a echarnos un rato la siesta, mayormente por quitarnos un rato del fuerte calor que hacía ese día. He de decir que nos encontramos pocos turistas españoles en este pueblo, pero si mucho turismo checo y de Centroeuropa.
La siesta se nos fue más de la cuenta y cuando nos espabilamos casi era la hora de cenar. No teníamos mucha hambre, así que nos volvimos a dar una vuelta por el encantador pueblecito y buscamos algún sitio típico para picar.
Entramos en un restaurante que tenía muy buena pinta, era como una cueva, con mucha carne a la brasa y mesas de madera al estilo picnic. Nos pedimos unas ensaladas y la típica sopa de cebolla y queso servida en un pan redondo. La verdad que la miga se chupa todo el caldo, pero está muy rica.
Aquí os dejo el enlace. Ya os digo, está fenomenal, al día siguiente repetimos, ya que queríamos probar la carne, y el precio igual de bueno.
Después de la cena, seguimos paseando por el pueblecito, había un concierto de un grupo checo que tocaba canciones de los The Rolling Stones. Estuvimos un rato por ver el ambiente y tomarnos algo allí, pero estaban sirviendo las copas sin hielo, y con el calor que hacía... Así que buscamos otro sitio y nos tomamos unos mojitos, pero ya os aviso, que en Praga vayáis a beber cerveza que es lo que verdaderamente hacen bien. Es como si te vas a China y te tomas un gazpacho andaluz! Aquí os dejo unas fotillos del castillo por la noche en blanco y negro, tiene un aspecto fantasmagórico.