13/02/2016
¿ Quién dijo que hace falta más de 2 días para escaparse de Madrid? Os propongo una escapada en avión de fin de semana en el que es imposible aprovechar más el tiempo que como lo hicimos, y por un precio estupendo ( 2 personas-400 euros).
¿ Quién dijo que hace falta más de 2 días para escaparse de Madrid? Os propongo una escapada en avión de fin de semana en el que es imposible aprovechar más el tiempo que como lo hicimos, y por un precio estupendo ( 2 personas-400 euros).
Todo comenzó con una oferta que encontré en Ryanair por 50 euros, vuelo de ida y vuelta con salida viernes a las 9 de la noche desde Madrid y vuelta domingo desde el aeropuerto Milán-Bérgamo a las 6 de la tarde. El vuelo dura dos horas desde que despegas, y sí no se retrasa puedes estar en el hotel a las 12 de la noche, justo para llegar y descansar. Nosotros buscamos el alojamiento en el pueblo de Bérgamo, ya que el aeropuerto está a 6 km y hay transporte urbano por 2,40 euros a la estación de tren del pueblo, donde reservamos el apartamento para a la mañana siguiente coger el tren a Milán y regresar por la noche. Además es un pueblo turístico muy encantador que aprovechamos para visitar el domingo por la mañana. Tiene dos partes, el centro histórico, que se sitúa en la parte alta de la ciudad, y una zona más moderna y residencial en la parte baja.
Para coger el autobús desde el aeropuerto a Bérgamo, una vez que llegas a la puerta de salida, justo al llegar a la calle, están los andenes de autobuses, es el número 1. No tarda nada en llegar al pueblo, hace varias paradas, pero sabrás cuando tienes que bajarte porque verás la estación de tren, sí no pregunta por la parada Stazione. El apartamento lo reservé por Booking, Giotto Airport, costó 96 euros las dos noches, y la verdad que calidad-precio estaba bastante bien. Podéis dormir en Milán, ya que hay autobuses directos desde el aeropuerto también, pero por menos de 150 euros la noche y algo céntrico y decente, no lo encontré, así que me planteé esta idea.
A la mañana siguiente, cogimos el tren a Milán a las 8 de la mañana, la frecuencia es de uno cada hora y tarda 50 minutos, varía un poco dependiendo el número de paradas que haga. Nos costó 11 euros ida y vuelta. Así que a las 9 de la mañana estábamos en Milán, había que aprovechar al máximo las horas. El edificio de la Estación central de Milán es muy imponente, en el predomina el Art Deco y otra mezcla de estilos. Es la segunda estación de ferrocarriles más transitada de toda Italia. Tiene buenas combinaciones para ir a todos los rincones, desde Torino, Venecia, e incluso Roma.
Salimos de la estación por la plaza Duca d'Aosta, y nos dirigimos al centro por la avenida Vittor Pisani. Hay un buen paseo, pero empezamos con ganas, también para intentar sobrellevar el frío que rondaba los 0 grados a esa hora de la mañana. Al menos no llovió, ya que las previsiones no eran muy favorables. Pasamos la plaza de la república y continuamos por la calle Filippo Turati, hasta cortar con la vía Senato, donde ya empieza la zona turística.
Ya más en el centro, por la calle Alessandro Manzoni, empezamos a ver la cantidad de escaparates de tiendas de primeras marcas de Moda, ya que a un lado de esta calle se encuentra el cuadrilátero de la moda de Milán, que visitamos por la tarde. Justo el fin de semana que fuimos, coincidió con la festividad de San Valentín, por eso aparece en esta foto las calles adornadas con corazones.
Más adelante, llegamos a la plaza de la Scala, justo donde se encuentra el teatro que le da nombre a la plaza. En mitad de ella, hay una estatua de Leonardo Da Vinci, muy relacionado con esta ciudad, ya que aquí se encuentran algunas de sus obras más famosas, entre ellas el cuadro de la última cena, que se encuentra en la iglesia de Santa Maria delle Grazie. Si queréis verlo, tenéis que reservar con muchísimo tiempo de antelación, y ni aun así, ya que muchos agencias de viajes tienen el cupo de entradas compradas. Nosotros también nos quedamos sin verlo.
En una de las esquinas de la plaza, se encuentran las Galerías Comerciales Vittorio Emanuele II, predecesoras de lo que hoy conocemos como centros comerciales. Son impresionantes, muy bellas, cruzándose entre ellas en un espacio central en forma de octógono y una bóveda acristalada. Dentro de ellas, se encuentran firmas de moda sobre todo de diseñadores italianos, y como no, una tienda del grupo Inditex, un Maximo Dutti.
En la salida opuesta de las galerías, ya se encuentra la plaza del Duomo, con su imponente Catedral, es lo que más merece la pena visitar, en cuanto a arquitectura se refiere. Hasta hace poco, la visita a la catedral era gratuita, pero ahora el ticket más barato que incluye la entrada, cuesta 2 euros. Hay otros tickets que incluyen otras atracciones y la subida a pie o en ascensor al piso de arriba de la catedral. Nosotros no la compramos, ya que estaba nublado y no se iban apreciar bien las vistas.
Allí nos encontramos con esta pareja de novios haciéndose su reportaje fotográfico, ella parecía no estar pasando mucho frío, solo pensaría en lo bonita que iba a quedar la foto en su álbum.
Aquí os dejo unas fotos del interior de la catedral.
Las galerías vistas desde la plaza del Duomo.
Ya de camino al castello Sforzesco por la Vía del Mercante, y después continuando por la Vía Dante, podéis encontrar varios edificios de la época Renacentista muy bien conservados, donde transcurría la vida cívica y de la administración pública (Palazzo della Regione).
Esta es la entrada principal al castillo, al que puedes acceder gratuitamente a los diferentes patios, solamente hay que pagar sí quieres visitar los diferentes museos que alberga, entre ellos, el arqueológico, donde se encuentra alguna pieza de Miguel Ángel.
Aquí salimos haciendo un poco el indio en el patio central
Una vez que terminamos de ver el castillo y alrededores, no muy lejos de allí, en la Iglesia Sante Marie delle Grazie, se encuentra el famoso cuadro de la última cena de Leonardo da Vinci, al que desde luego no pudimos entrar a ver, hay una lista de espera importante, tienes que planearlo con mucho tiempo de antelación si verdaderamente quieres verlo.
Continuamos andando por la zona hasta dar con la Piazza degli Affari, conocida por albergar el edificio de la bolsa de Milán. En el centro está colocada una escultura con un gesto un tanto obsceno, que simboliza la libertad, el odio, la venganza y la eternidad. Se titula Amor! Podéis ver esa mano detrás de mi.
Después ya tocó parada obligada. Nos costó encontrar un restaurante, al final comimos en uno en la calle Larga que no os voy a recomendar, ya que nos timaron, incluso habiendo visto la carta de precios, pizzas a 8 euros, y después la cerveza nos la cobraron a 7 euros, el servicio 3 euros por persona, el capuchino que allí es barato a 3,50... Lo que esperaba ser una comida por 25 euros acabó convirtiéndose en una de 50.
Después de comer continuamos andando por unas calles muy concurridas y llenas de tiendas, la Vía Torino, Corso Genova... hasta llegar al canal de Naviglio, que antiguamente era un importante lugar de mercadeo. Ahora hay muchos barcos que se utilizan como viviendas. Desde allí, volvimos al centro por la calle Corso di Porta Ticinese, con muchas tiendas de marcas más alternativas y restaurantes tipo take-away.
Cuando volvimos a pasar por la Plaza del Duomo, nos la encontramos llena de gente, iban disfrazados, los niños estaban corriendo unos detrás de otros echándose confeti, habían instalado un escenario y la música se escuchaba por todos lados, estaban celebrando carnaval. La plaza no tenía nada que ver a cuando la vimos por la mañana, era una gran fiesta, había instalado un escenario y un presentador animaba a la gente que allí se concentraba, un ambiente estupendo.
Cuando volvimos a pasar por la Plaza del Duomo, nos la encontramos llena de gente, iban disfrazados, los niños estaban corriendo unos detrás de otros echándose confeti, habían instalado un escenario y la música se escuchaba por todos lados, estaban celebrando carnaval. La plaza no tenía nada que ver a cuando la vimos por la mañana, era una gran fiesta, había instalado un escenario y un presentador animaba a la gente que allí se concentraba, un ambiente estupendo.
Después de tomarnos un café para intentar entrar en calor, nos dirigimos hacía el cuadrilátero de la moda, y pasarela también de coches de lujo por metro cuadrado, que envidia, y no sana, ¿ cuando podré pasar a una tienda de estas y no tener que mirar la etiqueta? Me comentaron que aunque no vayas a comprar nada, allí los turistas tienen por costumbre entrar a ver las tiendas, ya que algunas firmas se encuentran en edificios antiguos muy bonitos, pero a nosotros con ver los escaparates ya nos bastaba. Además ya estábamos muy cansados, pero para rematar, regresamos a la estación de tren andando, incluso hubo un momento en el que nos desorientamos e hicimos unos metros de propina.
No utilizamos en todo el día ningún transporte público, esto lo hicimos porque es un viaje de fin de semana y hay que aprovechar el poco tiempo para ver todo lo que sea posible, sino no se aguanta todos los días a este ritmo, y sobre todo con frío. Regresamos a Bérgamo a las 8 de la tarde, a buena hora para cenar y descansar un poquito antes de irnos a la cama. Al día siguiente teníamos que dejar la habitación a las 10 de la mañana.
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