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Un fin de semana en Sofía

01/03-03-19
Un fin de semana en Sofía

   De nuevo pisamos un país diferente y poco conocido en Europa, del que últimamente se ha oído hablar más debido a la crisis migratoria de los refugiados sirios, siendo este un paso obligatorio para acceder a los países europeos más desarrollados. Pertenece a la unión europea, es el 15º en extensión y su superficie es muy montañosa. Tiene frontera con 5 países y cuenta con más de 300 km de costa por el Mar Negro. 
Nosotros en nuestro afán de viajar y sacar el máximo provecho al fin de semana, encontramos un vuelo ideal para conocer otra ciudad y capital europea, Sofía.

   Volamos con la compañía de bajo coste Wizzair, una aerolínea con sede en Hungría, y con la que ya volamos el año pasado para ir a Budapest. Los vuelos nos costaron tan solo 60 euros por persona, con derecho a una mochila en cabina. El horario era ideal, salimos de Madrid a las diez de la noche, y regresábamos el domingo a las seis y media de la tarde. Eso sí, la duración del vuelo son cerca de tres horas, pero una vez que te montas, una hora más que menos da igual. 

   Bulgaria es un país que continua teniendo moneda propia, es muy barato para viajar, teniendo en cuenta que su salario medio ronda los 300 euros. Seleccionamos un hotel muy céntrico, 3 estrellas, cómodo pero nada que ver con las 3 estrellas españolas, aún así para un fin de semana es totalmente recomendable. El taxi desde el aeropuerto nos costó menos de 10 euros, no merece la pena calentarse la cabeza buscando otro medio de transporte, y además es difícil comunicarse, allí apenas nadie habla inglés, aunque nosotros tuvimos suerte con nuestro taxista. El nombre del hotel es Rila, y las dos noches nos costaron 69 euros. Estas eran las vistas desde el hotel.   



   La ciudad de Sofia se encuentra bajo la montaña Vitosha, con las montañas de los balcanes al norte. Lo primero que hicimos al día siguiente fue buscar una casa de cambio, esta se encontraba muy cerca del hotel, y el cambio fue inmejorable (Ubicación casa de cambio). 

   Dos números al lado de la casa de cambio, vimos una pequeña cafetería de paso, y para que os hagáis una idea de los precios, un zumo recién exprimido de naranja, costó 1 euro al cambio. Es muy fácil hacer las cuentas, hay que dividir por dos. Entramos allí porque vimos a la policía desayunando, y eso es buena señal, piensas en que hay cosas buenas y asequibles para ir todos los días. Mi marido pidió zumo de granada, y te lo hacen en el momento. 



   Podréis ir observando en las fotografías como todo allí es más antiguo, es el encanto de esta ciudad, parece que viajas en el tiempo, sus funiculares me recuerdan por ejemplo a los de Oporto, o al que existía antiguamente en Granada. La ciudad tiene más de 1 millón de habitantes, pero el casco histórico es pequeño, luego no te hará falta coger ningún medio de transporte.    


   Cómo no es una ciudad demasiado turística, aquí no han llegado todavía los freetours en español, luego nos guiamos por el mapa que nos dieron en el hotel para ir a visitar los lugares más interesantes de la ciudad. La verdad que de los pocos turistas que nos cruzábamos, la mayoría yo pienso que eran búlgaros, y los siguientes españoles. Los vuelos low cost han ayudado mucho a ello, y como el sector no para de crecer, comienzan poco a poco a conocerse estos lugares. Este es el palacio de Justicia de la ciudad.


   Justo al lado, se encuentra el primer lugar de culto. Llama la atención como en cuestión de pocos metros, puedes encontrar diferentes edificios religiosos de las principales religiones. Veremos por orden una iglesia ortodoxa, una mezquita, una sinagoga y una Iglesia católica.

Esta Iglesia con el nombre de Hagia Nedelja, se cree que fue construida en siglo X, justo encima de otra Iglesia anterior. Se construyó sobre piedra y era de madera, pero en el siglo XIV está iglesia se construyo íntegramente de piedra. 


   Esta Iglesia Ortodoxa es conocida por haber sido el blanco del mayor acto terrorista hasta entonces ocurrido en la ciudad, donde murieron en ella 193 personas y 500 resultaron heridas. En ella se guardan las reliquias del rey serbio San Esteban Milutin.




   Esta es la Iglesia de San Jorge Mártir el Victorioso, y representa la obra arquitectónica de valor más antigua conservada hasta hoy en Sofía, como símbolo de la antigua Roma. El emperador Constantino el Grande convirtió el edificio en un templo cristiano ya en el siglo IV.



   Esta es la estatua de Santa Sofía de 8 metros de altura, hecha de bronce y cobre. El monumento está situado sobre un pedestal de 16 metros de altura. La corona, la guirnalda y el búho representan el poder, la fama y la sabiduría. Está situada en el centro neurálgico de la ciudad, en una gran artería y en el epicentro de los lugares de culto.



   Esta es otra pequeña Iglesia situada en el centro de la ciudad, pero de la que poco os puedo contar. Está justo al lado de un foso con muchos restos y ruinas romanas, que pertenecieron a la ciudad romana de Serdica.



   Choca ver tanta mezcla de culturas y religiones en tan pocos metros. Esta mezquita se puede entrar a visitar, nada más tienes que descalzarte y coger un velo que hay en la entrada para las mujeres y cubrirse el pelo. Las pinturas y decoración del interior, son figuras geométricas, y de colores muy vivos.




   Justo detrás de la Mezquita está el museo regional de historia, que antiguamente albergaba unos baños. Su fachada me recuerda a los baños Széchenyi de Budapest.


   En frente de la Mezquita puedes visitar el mercado central, aunque no tiene nada de especial, claro sí lo comparamos con el de Budapest, es un mercado al uso, con puestos de carne, embutidos y dulces típicos. También es un buen lugar para tomarse un café o desayunar.
                                  



   Caminando por sus calles nos impactó muchísimo ver la decadencia de la ciudad, hay muchos edificios con las fachadas en ruinas, con balcones a los que les falta algún trozo de piedra, o hierbas florecidas por las paredes. Estamos acostumbrados a  ver grandes capitales europeas, con una imagen mucho más cuidada, esto demuestra de que no es un país muy rico, y la gente convive sin muchos lujos.


   Pasamos junto a la Sinagoga, la más grande en Europa de los Sefardíes, antiguos judíos que procedían de España. No pudimos visitarla ya que estaba cerrada. El suelo de la sinagoga está cubierto con mosaicos policromados, las paredes están ornamentadas, y hay una colección de la historia y cultura de la comunidad judía en Sofía y Bulgaría. El estilo se denomina Romanticismo Búlgaro.


   A continuación seguimos hacía el mercado de comida que se encuentra al aire libre, no muy lejos de la sinagoga. Uno allí, se puede hacer a la idea a través de la comida y de las productos que ofrecen, de que verdaderamente es un país de los más pobres de Europa, y estamos hablando de la capital. Hay poca variedad de fruta, muchas tiendas de segunda mano, venden la leche y el queso en recipientes de los que nosotros seguramente no compraríamos, y es todo muy barato, ahora os haréis una idea.









   Recuerdo que en uno de los puestos, compramos un bizcocho que estaba delicioso y una especie de pan pizza por unos dos euros ambas cosas. Continuamos andando hasta el final del mercado y llegamos al bulevar de María Luisa, el cual tomamos en dirección sur para volver al mercado central. Es una amplia avenida donde se encuentran las oficinas de bancos y aseguradoras, y otros comercios. También puedes observar el contraste entre los edificios ya reformados, y los que continúan en ruinas.




   De nuevo llegamos a la plaza donde está ubicada la mezquita y detrás de ella el museo de historia de Sofía.



   Justo al lado del museo, se encuentran unas fuentes de agua agria, las cuales dicen que tienen unas serie de propiedades beneficiosas para la salud. Allí mismo, estaba una mujer que en la zona es muy conocida ya que se gana la vida cantando ópera a cambio de una pequeña limosna. Por la zona hicimos una pequeña parada en un bar llamado bistro central, para descansar y probar la cerveza del país. Pagamos por dos cervezas de medio litro al cambio, 2,50 euros, bastante bien de precio, ¿no os parece?



   Continuamos la ruta en dirección a la zona de la catedral, y pasamos por el palacio de la ópera, simplemente os muestro su fachada. Si llama la atención la estatua de grandes dimensiones perteneciente al líder de la unión de campesinos búlgaros Alexander Stamboliski, que llegó a ser primer ministro y murió asesinado en 1923 tras un golpe de estado organizado por la derecha. La estatua cuentan que podría ser obra de Botero.


   Muy cerca de la Opera, quisimos para en un bar para probar el vino del país, no íbamos a quedarnos a comer, y nos lo tomamos todo con mucha calma. Dejo el link del lugar https://www.vinovinobistro.com/. El vino que probamos para lo que era el país me resultó bastante caro, unos 4 euros la copa, era un reserva, pero con un sabor para mi gusto avinagrado, nada que envidiarle a nuestros preciados vinos españoles.


   Antes de llegar a la gran catedral, hicimos una parada en la Iglesia de Santa Sofía, un monumento imponente de arte bizantino, de la era cristiana temprana en los Balcanes. Fue construido durante el reinado de Justiniano (527), sobre los restos de las iglesias cristianas más antiguas. Las paredes estaban cubiertas de frescos y mosaicos de oro, que representaban escenas de la Biblia.



   Muchos jubilados como en otros países aficionados a la numismática, sellos y enseñas militares, se reúnen en lugares céntricos, para ganarse una pequeña ayuda gracias a la venta de este tipo de artículos. Nosotros compramos dos medallas de los dos bandos de la segunda guerra mundial, un comunista, y otra de los nazis.


      Y ahora os presento la joya de la corona y el símbolo por el cual es más conocida la ciudad de Sofía, la Catedral de San Alejandro Nevski. Es un edificio extraordinariamente imponente, el cual en el año 1924, fue declarado monumento cultural. Dicen que cuando el cielo está despejado, las cúpulas doradas son visibles desde kilómetros antes de entrar a la ciudad. El campanario de la Iglesia tiene 53 metros de altura, y sus 12 campanas fueron fundidas en Moscú y traídas desde allí. En su cripta se exponen algunos de los iconos búlgaros más hermosos. Su interior es impresionante. Os recomiendo visitarla tranquilamente, ya que seguramente no sea uno de los países que volveréis a visitar en otra ocasión. La visita es gratuita, simplemente tendrás que pagar sí quieres tomar fotografías de su interior.





   No muy lejos de la catedral, elegimos un restaurante en el que comer una vez vistas las recomendaciones por tripadvisor. Comimos por 32 euros platos típicos de la gastronomía búlgara. Pedimos vino y cerveza para beber, una sopa agría, un plato con verduras, arroz y carrillada, y lo demás no lo recuerdo, inclusive postre.  






   Después de comer, continuamos recorriendo la ciudad para visitar uno de los parques de la ciudad, lleno de estatuas y monumentos conmemorativas de los héroes de la historia nacional, el parque Knyazheska, que se encuentra en el centro de la ciudad cerca de la Catedral. En el centro del parque se alza un gran monumento dedicado a los soldados de la Unión Soviética que ayudaron a liberar a Bulgaria del Comunismo. 





   Este bonito edificio pertenece a la Universidad de Sofía, de estilo neo barroco.





   La verdad que impresiona encontrase de nuevo la catedral desde otra perspectiva, no estamos acostumbrados a ver este estilo de monumentos religiosos en nuestro país o en los más cercanos.



   Para gustos los de las iglesias, aquí tenéis otra de un estilo totalmente diferente. Se trata de la Iglesia Rusa de San Nicolás, construida en el emplazamiento de una mezquita, la cual fue destruida tras la liberación de Bulgaria por los rusos de los otomanos. Su decoración está inspirada en las iglesias moscovitas del siglo XVII. El exterior está compuesto por azulejos multicolores, y en su interior se encuentra totalmente decorado con pinturas religiosas. Las cúpulas están revestidas de oro y las campanas fueron donadas por el zar Nicolas II. 



   
   Aunque no es una gran ciudad como otras capitales europeas, Sofía alberga algunos edificios muy llamativos e imponentes como el teatro Nacional Ivan Vazov, de estilo neo clásico, inaugurado en el año 1907. En la fachada se puede observar un relieve de Apolo rodeado de musas, y en lo alto de ambas torres, se encuentran unas fabulosas esculturas de trompetistas sobre unas cuadrigas.




   Continuamos recorriendo la ciudad y llegamos a su artería principal, el Boulevard Vitosha, el cual se encuentra repleto de tiendas y restaurantes con bonitas terrazas que invitan a tomarse algo con el buen tiempo. Por la noche parece estar iluminado con luces navideñas, la verdad que lo hace algo más vistoso. Mi pequeño auto regalo en esta ocasión, fue una crema hidratante de rosa de Bulgaria, la cual es muy conocida y de las que los búlgaros se sienten muy orgullosos, ya que cultivan las rosas en el país, y es utilizada por muchas marcas internacionales para fabricación de perfumes y productos de cosmética. Todo lo relacionado con la rosa de Bulgaria, jabones, colonias, cremas, las puedes encontrar en varias tiendas por toda la ciudad, pero en esta calle hay una tienda llamada Bulgarian Rose la cual te recomiendo.


   ¿Veis a estas dos chicas arrodilladas? Pues están comprando en una especie de quiosco. Estas tiendas surgieron después del comunismo, y del establecimiento de la propiedad privada. Como era un país bastante pobre, se acordó que la gente pudiera ganarse la vida de alguna manera, y se permitió que instalaran en los sótanos de sus viviendas estos pequeños comercios. Tienes que agacharse para poder pedir por la ventanilla, en ella observaras que existe un minúsculo espacio donde se encuentra sentado el tendero, y la tienda repleta de estanterías con los típicos productos que puedes encontrar en un quiosco.





   Después de un largo día, buscamos algo cerca del hotel para ir a cenar, y acertamos con el sitio. http://divaka.bg/. El local era muy grande, y estaba lleno de gente de todas las edades, el servicio era rápido y eficiente, y bastante barato, pero no encuentro el ticket para mostrároslo, eso sí, dejo una muestra de lo que pedimos:





   El día siguiente nos la tomamos con total tranquilidad. Parecía que fuésemos gente local, volvimos a recorrer muchos de los lugares en los que ya habíamos estado el día anterior y que más nos gustaron. Podríamos haber aprovechado en ir a visitar algún museo, pero los de la ciudad tampoco son muy conocidos. Preferimos patear las calles, y degustar las comidas típicas de cada lugar, es con lo que más disfrutamos, y sí hay que desayunar dos veces, pues no pasa nada.


   Como el día anterior pasamos de largo, regresamos a recorrer las ruinas de la antigua población Serdica, las cuales fueron encontradas durante unas obras de excavación del metro en el año 2010. Las ruinas constan de unas 8 calles, compuestas por una basílica  cristiana, unas termas, unos 6 grandes edificios, y una iglesia de estilo tardío medieval.
   En el lugar se puede ver como eran los suelos, llenos de mosaicos, los patios interiores de las casas, baños, aseos y sistemas de suministro de agua junto con otros de aguas residuales. Las excavaciones del lugar datan entre el siglo VI-IV antes de Cristo.

Las condiciones en las que se conservan las ruinas no son las mejores, las tienen protegidas bajo los edificios, pero las pinturas y mosaicos se encuentran al aire libre, aunque no creo que sea lo que más preocupe a un país con un alto índice de pobreza. Aún así, es espectacular y sorprenderte continuar descubriendo ruinas de las diferentes civilizaciones que han habitado en cada lugar del mundo, y poder seguir aportando a la historia del hombre.


   

   En uno de los edificios del gobierno, vimos un pequeño cambio de guardia con motivo del día de la fiesta nacional que nos coincidió allí.



   También volvimos a visitar la Catedral, y aquí os muestro las fotografías de su interior.












   Un lugar que os recomiendo para comer por estar decorado del típico folclore Búlgaro y donde te sirven comida tradicional se llama "Pectopant", os dejo el enlace: www.izbite.com. La comida búlgara no se caracteriza por su variedad, está compuesta de verduras básicas como la lechuga, pepino, calabacín, berenjena y zanahoria, un poco la que vimos en el mercado el día anterior. Como veis la ensalada lleva un poco de estas verduras, pimiento rojo asado, unas berenjenas fritas y queso feta típico de allí, al que llaman sirene. Dicen que no hay día que los búlgaros no coman de este queso.




   También pedimos el que puede ser el mejor pincho moruno que me haya comido en mi vida. La carne era de cerdo y estaba muy jugosa, y la sirvieron con unas patatas cortadas en gajos que estaban riquísimas. También pedimos una sopa de cordero y además un par de cervezas tan solo por 24 euros. Creo que es el viaje más barato de fin de semana que hemos hecho.



   Y después de esta rica comida tocaba la vuelta para recoger los enseres y pedir un taxi de vuelta al aeropuerto.

   Después de este viaje nos quedamos con el buen sabor de boca de querer volver a un país del este de Europa. Será por las grandes diferencias que existen con el país donde vivimos, por lo desconocido, por la rica y dura historia que tiene a sus espaldas, por la gran diferencia del carácter de la gente, no lo sé, pero nos sentimos en nuestra salsa conociendo y disfrutando este nuevo lugar.


                     "Escapa y respira el aire de nuevos lugares"