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Un fin de semana en Frankfurt

23-11-18
Un fin de semana en Frankfurt

   Una vez más, pisamos tierras germanas. Estuvimos el verano pasado en la zona de Munich y con anterioridad en Nuremberg. Nos gustaron mucho ambas ciudades, el ambiente que allí se respira, la calidad de vida y al igual que a nosotros, saben disfrutar de los placeres de la vida, cuando se rodean de amigos, disfrutan de una rica comida acompañada de una buena cerveza. Alemania es un país con mucha historia, y como sabéis la mejor forma para conocerla, es yendo a visitarla. 

En alguna ocasión creo que ya lo he comentado, resulta que el último fin de semana de Noviembre, es uno de los más baratos para viajar en todo el año, ya que la gente se espera al puente de Diciembre para ir a conocer alguna capital europea, o porque también en invierno es temporada baja de turismo, pero aquí estamos los que sabemos sacar partido de ello. También íbamos con la idea de poder visitar el mercadillo Navideño, pero eso sí que no lo calculé bien, justo comenzó al lunes siguiente. Dí por hecho que siendo finales de Noviembre, y como se que prolongan hasta el día de Navidad, no me percaté del error. Aún así, estaban prácticamente todos los puestos navideños preparados, pero eso sí, sin iluminación y las tiendas cerradas.

Os quiero comentar primero el presupuesto. El vuelo sin equipaje de mano, solo con una mochila en cabina nos costó 60 euros por persona ida y vuelta. Nos alojamos en la cadena Easyhotel, en una habitación doble superior por 100 euros las dos noches. Hemos estado en varias ocasiones en esta cadena hotelera, pero el de Frankfurt ha sido el mejor, la habitación más barata que en otras ciudades y muy grande, con ducha independiente al aseo dentro de la habitación. Adicionalmente gastamos unos 100 euros por persona en  comidas, ascendiendo los gastos totales a unos 200 euros por persona. 



La ubicación del hotel es excelente, muy cerca de la estación central, para llegar y dejar las maletas, e irte a dormir o dar una vuelta como hicimos nosotros. Para llegar desde el aeropuerto hasta la ciudad, la manera más fácil es utilizando el S-Bach (tren de cercanías) las líneas S8 y S9, tardan unos 12 minutos en llegar hasta la estación Hauptbahnhof. El precio del billete es de unos 5 euros.

Llegamos más tarde de lo esperado, ya que el vuelo se retrasó, pero aún así quisimos dar una vuelta. No sabíamos que en Frankfurt existía un barrio rojo, nos dimos cuenta ya que atravesamos por el para ir hasta el centro. La verdad que el ambiente a las 12 de la noche daba un poco de respeto, pero nadie nos increpó ni nada de eso, aunque no lo recomiendo a esas horas. Pasamos por la zona financiera, donde está el famoso símbolo del euro, justo en la antigua sede del banco central europeo.


   Seguimos caminando hasta la plaza del ayuntamiento, pero a la hora que llegamos ya estaban apagadas las luces, era un poco tétrico, incluso estando preparadas las casetas para los mercadillos navideños. Entramos en un bar situado en una de las esquinas de entrada a la plaza, el lugar estaba adornado con un gusto exquisito, era muy cuco, todo de madera y muy familiar, y ya que estábamos allí nos tomamos unas ricas cervezas alemanas.



   A la mañana siguiente madrugamos y desayunamos en una estupenda cafetería al lado de la estación de tren, su nombre es Kamps Backstube. Un café más bollería nos costó unos 3 euros. Hicimos un poco de tiempo antes de comenzar el free tour para conocer el centro de la ciudad. Volvimos a entrar en la estación, es un edificio antiguo muy bonito que se ha reconstruido como casi todos los edificios de la ciudad. Es una de las estaciones más grandes de Europa, por allí pasan a diario miles de viajeros. La primera estación se construyó en 1888, y es de estilo neorrenacentista.. En la fachada principal puedes ver un gran reloj flanqueado con por unas estatuas que sostienen una bola del mundo, y que representan el día y la noche.



   La visita guiada comienza en la calle Kaiserstrasse 69, justo la calle de enfrente a la estación. La primera parte que te enseñan es el barrio rojo, mucho menos frecuentado que por la noche. Aquí no hicimos fotos para no tener problemas, nos lo aconsejó el guía, como era de esperar esta lleno de club y salas de "fiesta", pero está todo muy controlado por policía, con lugares donde dan de comer a gente sin hogar, y centros para controlar el consumo de drogas con ayuda de asistencia sanitaria.

Una cosa llamativa era que del barrio rojo, a la zona financiera, los separaba simplemente  una calle, a parte de la diferencia de los precios de alquiler de la vivienda en una cera u otra. El guía nos explicó que era muy complicado encontrar una habitación en un piso compartido en el centro, que tenías que pasar un arduo casting para que alguien te escogiese, y por otro lado por el desorbitado precio del alquiler, ya que la mayor parte de pisos se alquilan son para gente que viene a trabajar a Frankfurt en el sector bancario, y en la mayoría de los casos son las empresas las que pagan el alquiler a sus empleados. Esta zona se la conoce como Manhattan, ya que está llena de rascacielos de oficinas de los principales bancos y multinacionales.



   Continuando con el free tour, también pudimos ver el edificio de la opera, totalmente reconstruido después de la guerra.


   Frankfurt es el centro financiero de Europa, y al igual que New York, posee su escultura del toro de la bolsa, además de estar acompañado por el oso, que representan cada uno el alza y la baja de los valores bursátiles.


   En nuestro recorrido nos encontramos con una pequeña parte del muro de Berlín, todo un símbolo en el país, trozos que se han ido repartiendo por unas cuantas ciudades alemanas para que nadie olvide aquella barbarie. Pasamos también por la casa donde nació y vivió el escritor Goethe, muy conocido por sus novelas, poesías y obras de teatro. 



   Una actividad curiosa y entretenida que puedes hacer en Frankfurt, es intentar buscar los Spiderman que se encuentran colocados en las fachadas o tejados de los edificios de la ciudad. Esto está hecho así para homenajear a la ciudad de New York, por la similitud con sus rascacielos.


   También conocimos el interior de un edificio el cual comenzó siendo Iglesia y que después se desacralizó, el Paulskirche. Lo más llamativo es el gran órgano de música, junto a su techo de estilo modernista. El lugar se ha convertido en una sala de conciertos, y además alberga un centro de exposiciones con fotografías de la ciudad, antes de los bombardeos de la guerra y de como quedó todo después del terrible conflicto. 


   Uno de los edificios más bonitos de la ciudad es el del ayuntamiento, estas es una parte de las cuatro fachadas que tiene, el cual se extiende a lo largo de una manzana. Esta es la parte mas bonita y llamativa. 


   Esta imagen corresponde a una perspectiva de la plaza Römerberg, casco y centro histórico de la ciudad, con la catedral de fondo. Es el icono de la ciudad, rodeada de las típicas casas alemanas construidas en madera, y pintadas de colores.



   Toda esta zona ha sido reconstruida gracias a las fotografías tomadas antes de la guerra, y que los alemanes se esmeraron para conseguir restaurarlas y dejarlas prácticamente igual. Las fachadas y tejados son espectaculares.





   Después de la visita guiada, ya teníamos ganas de comer algo, el guía nos recomendó un restaurante popular entre los alemanes a la espalda de la catedral, donde puedes disfrutar de un buen codillo asado. Otro plato muy típico del lugar, es comer un clásico filete empanado, te lo sirven con una buena ensalada, patatas fritas y huevo, y todo a muy buen precio. Os dejo el link: https://www.paulaner-am-dom.de/





   Después de la copiosa comida, y de haber entrado en calor, seguimos por nuestra cuenta recorriendo los lugares más bonitos de la ciudad. 

Entramos en la catedral, lugar histórico ya que era donde se coronaban todos los emperadores y reyes alemanes. Después de la coronación, continuaban con la celebración e iban caminando junto a su séquito hacia la plaza del ayuntamiento (Römerberg), la cual está muy cerca de allí.





   Como os he comentado cometí el error de no hacer coincidir el viaje con la inauguración de los mercadillos navideños, pero a quién demonios se le ocurre inaugurarlo un lunes! Los mercadillos alemanes son de los más populares y visitados en estas fechas en toda Europa, y gran parte del turismo proviene del propio país, los alemanes se sienten muy orgullosos de ellos mismos, y del gusto exquisito que tienen para decorar y celebrar estas fechas. Las casetas y tiendas son preciosas, y seguramente el precio de los artículos no sean tan atractivos.


   Para poder tomar una panorámica de la ciudad, lo mejor es subir a la última planta del centro  comercial Kaufhof, que se encuentra en la plaza Hauptwache. Desde allí tienen las mejores vistas, y puedes ver el fabuloso contraste de la parte antigua junto con la zona financiera y sus grandes rascacielos.



   Una torre llamativa y símbolo de la ciudad que se ha mantenido intacta desde su construcción, es la torre Eschenheimer, de estilo medieval y la cual formo parte de un fuerte para proteger la ciudad, que se construyo en el siglo XV. Hoy en día es lo único que queda de la muralla, comenzó siendo una torre de vigilancia, después una cárcel y a día de hoy, alberga un restaurante.



   Por la tarde noche, nos dimos una vuelta por la otra orilla del río, la iluminación brillaba por su ausencia, y la lluvia comenzaba hacer acto de presencia. Las fuerzas flaqueaban y buscamos algún lugar para cenar. Encontramos la típica taberna transitada por alemanes y algún que otro turista. En Frankfurt es muy típico este tipo de tabernas rústicas, donde sirven su famosa Apfelwein (sidra de manzana sin gas), son negocios familiares donde puedes compartir mesa con otros grupos mientras degustas la bebida junto con unas unas ricas salchichas, además de otros platos típicos.



   En estas tabernas ten en cuenta que solo se te servirá sidra, así que ten cuidado sí lo que quieres es disfrutar de una fresquita cerveza alemana, como nos pasó a nosotros. Por lo visto, la ley alemana obliga a que el vino de manzana, sea la bebida alcohólica más barata servida en cualquier bar, es una bebida totalmente natural. La sidra se presenta en una jarra de cerámica con una tapa de madera para protegerla, y se sirve en unos típicos vasos tallados de 30 cl.
Estas tabernas se encuentran en el barrio de Sachsenhausen, cuya calle principal es Berger Strabe, nosotros visitamos la taberna Adolf Wagner, aquí os dejo el link. El interior es totalmente de madera, con mesas largas y bancos para compartir con otros comensales. Mejor que hagas reserva sí quieres conocerlas, nosotros tuvimos que esperar una media hora, y eso que fuimos a una hora decente teniendo en cuenta los horarios de comida en Alemania.


   Después de probar la apfelwein y acompañarla de unas salchichas, nos fuimos de regreso al hotel a descansar. A la mañana siguiente, dimos una vuelta por lugares que habíamos conocido el día anterior, ya que el casco histórico de Frankfurt no es demasiado grande. Sí tu viaje consiste en recorrer varios lugares de Alemania, con un día bien organizado, puedes conocer perfectamente la ciudad, claro que sin entrar en ningún museo. Pasamos por la zona financiera y fotografiamos de nuevo algunos de los edificios de oficinas más llamativos. 







   Este edificio del que no recuerdo su nombre, se construyó en homenaje a la bebida de sidra Apfelwein, ya que tiene la típica forma del vaso tallado donde se sirve.



   Desde la otra orilla del río se pueden hacer unas panorámicas muy bonitas de la ciudad, y ver el contraste entre la parte reconstruida desde las ruinas, junto a los grandes rascacielos. En esta parte de la ciudad, es donde se encuentran los principales museos y galerías de arte. Nosotros nos dirigíamos hacía la zona de marcha, aunque a estas horas poco íbamos a ver ya, pero es una zona con llamativas casas donde se encuentran los bares y salas de fiesta.




   Llegamos a la zona con más vida nocturna, el barrio de Sachsenhausen, relativamente cerca de donde cenamos la noche anterior. Está muy cerca del río y alberga muchos pubs donde además de sidra, puedes disfrutar de una buena cerveza alemana mientras escuchas algún concierto de música en directo, dicen que aquí lo que le gusta a la gente es la música Jazz. Los locales que podéis ver, parecen más bien casas rusticas que te puedes encontrar en mitad del campo, que lo que realmente son, bares y tabernas donde los jóvenes y no tan jóvenes disfrutan de una noche con buena música y compañía. 









   Y de nuevo vuelta al casco histórico, con los grandes bloques de hormigón de fondo.





   De nuevo llegamos a la plaza del ayuntamiento, la cual estaba perfectamente decorada para al día siguiente inaugurar su fantástico mercadillo navideño. 








   Después de la Segunda Guerra Mundial, gracias al trabajo de los alemanes y al dinero de los americanos, comenzó la reconstrucción de esta ciudad, y es así como hoy en día podemos llegar a conocerla. 





   Este es el edificio de Hauptwache, en la plaza con el mismo nombre, es una edificación de estilo barroco que fue construido en el año 1730 y que hacía función de cárcel en aquella época. Actualmente alberga una bonita cafetería.








   Después de una buena caminata recorriendo los lugares más populares de la ciudad, hicimos una última parada para retomar fuerzas e ir camino de vuelta al aeropuerto. 


   Para terminar, tenemos que recordar que Frankfurt es una ciudad financiera, luego no olvidarse de echaros una foto con el símbolo del euro, ya que siempre lo recordaréis cuando veáis esta imagen en los noticieros.

   Frankfurt es una ciudad ideal para perderse un fin de semana, tiene un casco histórico bonito y pequeño que se recorre muy rápido, tienes tiempo para ir de tiendas, comer en alguna taberna y probar sus platos más típicos acompañados de una buena cerveza, es una ciudad para hacer turismo de manera relajada ya que se puede ir a todos lados caminando. Sí no has estado nunca en Alemania es un buena toma de contacto, la gente es muy agradable, aunque no todos hablen inglés, hacen por entenderte. Hasta la próxima...

"Quedarse es existir, pero viajar es vivir"